En primera persona

por Nicolás Depetris
estudiante de la Licenciatura en Historia (UNQ)

 

Estoy cursando las últimas materias de la carrera y a continuación describiré brevemente cómo estoy transitando esta cuarentena y mi experiencia respecto a esta “nueva normalidad” y la virtualización de la educación. El saldo de esta cursada virtual, en mi opinión, es más que positivo. Obviamente, la pérdida de la presencialidad, del contacto en los pasillos y aulas de la universidad con los compañeros y docentes, es notable; creo yo, además, aún más notoria en una carrera como la de historia, la cual muchas veces se torna bastante solitaria, basada en una intensiva lectura y escritura personal, por lo que la ausencia del intercambio cara a cara de las clases se hace sentir y se extraña.
Sin embargo, más allá de las distintas dificultades, creo que debemos valorar mucho el papel desarrollado por la UNQ en lo que respecta a la pandemia que estamos transitando, y principalmente, el desempeño de autoridades, docentes y trabajadores, que hacen el mayor esfuerzo posible para que podamos cursar nuestro cuatrimestre de la mejor manera, a pesar de la cuarentena. Aun así, asumo que, en muchos casos, sortear los problemas de falta de recursos tecnológicos y la tan mencionada mala “conectividad” no son temas menores.
Como en otros aspectos de la sociedad, en este caso particular las desigualdades se hacen más notorias, es por eso que hago hincapié en la preocupación que advertí desde el primer momento por parte de nuestra casa de estudios y sus directivos para que nadie quedara rezagado o marginado. Admito, también, que la exigencia continúa siendo la misma y que, a veces, se hace difícil cumplir con todo lo solicitado, teniendo en cuenta que más allá de no salir de nuestras casas, las responsabilidades laborales y domésticas siguen siendo las mismas, o incluso mayores.
Debo admitir, también, que la utilización de herramientas de encuentros virtuales en vivo es muy provechosa y se acerca mucho a lo que podría ser una clase habitual, en donde la participación e intercambio con los docentes se hace presente, dinamiza la cursada y estimula la lectura crítica de la bibliografía abordada. Aunque en este punto también, la situación varía mucho respecto de los recursos que cada uno tenga, el espacio disponible y propicio para estudiar, conectividad, comodidades, etc.
Finalmente, no tengo dudas que, a pesar de tanta angustia, sacaremos algo positivo de esta pandemia mundial y cuarentena obligatoria. Los lazos de solidaridad tejidos en estas circunstancias, entre compañeros y docentes, y, en el caso académico, los conocimientos informáticos y las prácticas virtuales adquiridos, serán valiosos de cara al futuro. A partir de esta singular experiencia, y de la incertidumbre que trae aparejada, debemos ser conscientes que también estamos desarrollando habilidades y adaptándonos a una nueva modalidad de formación, distinta a la que convencionalmente estábamos acostumbrados, y que dicho proceso puede resultar muy enriquecedor.


NICOLÁS DEPETRIS

Tengo 26 años, nací y vivo actualmente en Quilmes Oeste. Soy estudiante avanzado de la carrera de Historia de la UNQ y trabajador del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación.