Abrir en el encierro.

Aprender y enseñar en tiempos de Covid-19

por María Soledad García
estudiante de la Licenciatura en Historia (UNQ)

 

Cuando me propusieron escribir algunas reflexiones sobre educar y educarnos dentro de este nuevo contexto; entendí que no podría hacerlo en singular. Nunca aprendemos solos, siempre es con otros: es por esto que las ideas esbozadas a continuación son el resultado del intercambio de pensamientos, impresiones y sentires con compañeros, colegas y alumnos.
Al comienzo, el ser docente y el ser estudiante durante la cuarentena, planteó nuevos desafíos sobre cómo desarrollar cada rol. Para repensar la enseñanza y el aprendizaje, no había recetas escritas. Lo inédito de esta situación tan extraordinaria que comenzó a acontecernos a mediados de marzo, nos dispuso un nuevo escenario, en el que ninguno entendía bien cómo debía posicionarse u organizarse. Esto nos trajo sentimientos negativos: ansiedad, preocupación, miedo, incertidumbre. Sumado a los contratiempos familiares que surgieron por la emergencia de centralizar la tecnología como el medio para hacer (casi) todo.
En casa, por ejemplo, somos tres personas estudiando y trabajando, utilizando la misma computadora de escritorio. En los días de semana nos turnamos por horarios en la PC para trabajar. En mi caso: corregir, armar clases, realizar videollamadas con estudiantes y directivos, diseñar nuevos recursos, planificar adecuaciones, etc. A la vez que, como estudiante, también utilizo la computadora para participar de foros, completar trabajos prácticos, mirar los vídeos explicativos, leer la bibliografía, realizar los parciales.
Los tiempos y los espacios se superpusieron, y ante esta repetida secuencia, al pasar los días, nos ganó el estrés y la apatía. Fue entonces que, para avanzar, tuvimos que redimencionar el panorama, resistir y adaptarnos, en la medida de nuestras posibilidades, a este conflicto para poder superarlo. La pregunta fundamental fue: ¿qué significa aprender y enseñar en esta nueva realidad?
Compartí este interrogante, y una alumna respondió lo que sentí como palabras mágicas: “Poder aprender durante la cuarentena es la paradoja de abrir dentro de un encierro”, y aquí es cuando entiendo que para enseñar y aprender nos estamos refiriendo a cuestiones ligadas a una identidad, a un propósito, que sin duda siempre estuvieron, pero que por estos días se nos hace carne. Hoy, movilizamos nuestros recursos cognitivos, emocionales y sociales para tomar la acción como antes nunca. Los valores humanos son únicos. Enseñar hoy es pensar cada día desde una perspectiva más empática, colectiva y solidaria.
Como estudiantes, tenemos una gran oportunidad: la de hacer latir como nunca el deseo de aprender. Este contexto nos demuestra que hay que valorar la posibilidad por sobre la obligación y que el deseo por conectarnos con aquello que nos apasiona es el motor de todo. Es el momento de explorar nuevas formas de avanzar sobre los contenidos, de dejarnos interpelar por la curiosidad, y también reforzar desde el afecto y la convicción nuestro ejercicio por el derecho a aprender. Por otra parte, nuestro lugar como docentes busca resignificarse desde hace varios años, pero queda muy claro que nuestro papel no es el de transmitir una información, sino el de inspirar, motivar y acompañar desde variadas aristas que superan lo académico.
Hagamos del educar y del aprender, actos de conciencia. La escuela, la universidad, son mucho más que un edificio donde se estudia o enseña. La universidad, para muchos es nuestra segunda casa, donde trabajamos, investigamos, militamos, creamos y proyectamos futuro. La escuela es espacio comunitario, es comedor para algunos, es refugio ante situaciones familiares conflictivas para otros, es encuentro, es donde pensamos y somos.
Entonces, hoy enseñar y aprender, nos hace más humanos, porque nos desafía a que hagamos posible nuevos espacios de contención, de habla y escucha:

para permanecer conectados,
para seguir presentes,
para resistir hasta que nos volvamos a encontrar,
para abrir en el encierro.


MARÍA SOLEDAD GARCÍA

Soy Docente en Historia y Ciencias Sociales. Estudiante avanzada de la Licenciatura en Historia. En la actualidad, coopero activamente en la Planificación, Gestión y ejecución de Proyectos vinculados al Enfoque de Género y Diversidad, así como también a los Derechos Humanos y la memoria.