Filosofía y ciencias sociales para pensar la pandemia (y el después)

por Daniel Badenes
Docente e Investigador, Departamento de Ciencias Sociales – UNQ

 

Pasados cien días de que la COVID-19 fue declarada una pandemia, en el mundo editorial hispanoamericano hay una docena de libros -por lo menos- que ensayan interpretaciones sobre el origen social del virus, la crisis generada por su expansión, las medidas preventivas adoptadas aquí y allá, y el incierto futuro que sobrevendrá en lo que algunxs llaman “la nueva normalidad”.

Se trata en su mayoría compilaciones: forma típica de los escritos “de emergencia”, que por lo general son obras colectivas. Entre los primeros títulos publicados predominó la lengua filosófica y luego se abrieron paso miradas más sociológicas y otros registros de escritura como la crónica. Desde ya, el panorama que trazaremos en este artículo no abarca todo lo que produjo el mundo editorial sobre la COVID-19. Hay más títulos, que ocupan otros anaqueles -o categorías– de las librerías físicas o virtuales: no faltaron los libros de autoayuda y management (como Coronavirus: ¿qué necesita la gente? Recomendaciones para un líder de equipo en época de pandemia, editado por Signo Vital; o Mi confinado despertar: COVID-19, la oportunidad para decidir cómo vivir, de L. G. Alucha) ni los libros técnicos (en especial de las editoriales de derecho, que hicieron ediciones en torno a los impactos jurídicos de la emergencia sanitaria, la cuestión laboral, el derecho de daños, etcétera). Tampoco faltó el recurso de la bitácora o el diario, entre los que sobresalió En tiempos de contagio del italiano Paolo Giordano, que aprovechó la fama ganada con su best-seller La soledad de los números primos para instalar, antes que terminara marzo, un texto escrito en dos semanas que editó Salamandra, uno de los tentáculos de Penguin Random House. El refrito de libros existentes fue otro recurso de la edición comercial, en este caso utilizado por el otro pulpo del mercado español, Grupo Planeta, que a través de Paidós volvió a sacar al mercado Pandemia. Virus y miedo (2010) de la médica, publicista y escritora Mónica Müller. Se trata de un libro de divulgación que recorría la historia desde la influenza de 1918 al virus N1H1 de 2009, al que oportunamente le agregaron un prólogo de 2020 que permitió renombrar al libro Una historia desde la gripe española hasta el coronavirus COVID-19.

Los aportes de las ciencias sociales y las humanidades, en cambio, se publicaron casi en su totalidad en editoriales autogestivas o públicas, que las consideraron obras de libre acceso. Son dosis de reflexión sobre la pandemia que se consiguen fácilmente en PDF, sin cargo. En esta primera entrega (y asumimos que no última, porque la pandemia, la cuarentena y la producción editorial continúan) comentamos doce títulos, publicados en los primeros tres meses de aislamiento.

 

  1. Sopa de Wuhan (ASPO). Argentina. 29 de marzo. 188 páginas.

El puntapié inicial lo dio Sopa de Wuhan: una compilación de textos publicados en distintas partes del mundo entre el 26 de febrero y el 28 de marzo. La iniciativa fue del editor Pablo Amadeo, que armó la publicación en 24 horas con el sencillo objetivo de compartir un itinerario de lecturas personal. Ordenó y compartió lo que venía leyendo en una cuarentena que en Argentina llevaba menos de diez días, y en ese acto creó un sello editorial: ASPO (la sigla de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio), que durará “mientras se viva en cuarentena” como “un punto de fuga creativo ante la infodemia, la paranoia y la distancia lasciva autoimpuesta como política de resguardo ante un peligro invisible”.

La selección incluye varios textos que serán citados una y otra vez en las escrituras posteriores: allí están, entre otrxs, Slavoj ŽiŽek (anunciando un golpe mortal al capitalismo), Byung-Chul Han (una de las principales voces de alerta sobre la vigilancia digital), Franco “Bifo” Berardi (atento a las dimensiones subjetivas del colapso) y Giorgio Agamben, que a fines de febrero hablaba de “la invención de una epidemia”. Como escribieron Mariana Gainza y Ezequiel Ipar en una compilación de la Biblioteca Nacional que veremos más adelante, la equívoca intervención del italiano “constituyó el grado cero de la escritura filosófica sobre la crisis pandémica”.

La avidez de lectura hizo que Sopa de Wuhan tuviera un circulación viral que creó un “público sin bordes” -según define Pablo Amadeo en un libro posterior- y dio lugar a múltiples elogios y críticas. Uno de los cuestionamientos apuntó al título y al diseño -basado en un collage de grabados de murciélagos de Ernst Haeckel-, asociados al supuesto origen del virus, aunque para el editor la sopa fuera una figura para hablar del rejunte, en este caso, de textos. También se lo objetó por ser una compilación de filósofxs europexs, lectura que pasa por alto la inclusión de textos de Raúl Zibechi (Uruguay), María Galindo (Bolivia), Gustavo Yañez González (Chile). Por otra parte, la geografía de lxs autorxs tenía su lógica, si asumimos que es un libro muy temprano. Basta recordar nuestras discusiones en el Sur del mundo en la primera mitad de marzo (cuando todavía tomábamos mate en la universidad mientras hablábamos de la COVID como algo lejano; ¿qué textos podría haber compilado de esta región?). Un aspecto poco o nada señalado, que surge de la observación general del libro, es el tinte generacional: la edad promedio de lxs autorxs es 64 años…

Como apertura del debate, la compilación fue efectiva: varios libros que siguieron se editaron en respuesta o como continuidad de Sopa de Wuhan, mientras que otros -con otro proceso de gestación- retoman y citan capítulos del libro que en marzo reunió al pensamiento contemporáneo con la pandemia.

 

  1. Todo lo que nos queda es (el) ahora. Textos con corazón y dignidad sobre la pandemia de nuestro tiempo (La Reci). México. Inicio de abril de 2020. 188 páginas.

En los primeros días de abril, desde San Cristóbal de las Casas, salió a la red Todo lo que nos queda es (el) ahora, editado por el colectivo La Reci, un taller gráfico editorial vinculado a perspectivas feministas, decoloniales, indigenistas y anarquistas, que se traducen en las páginas de una nueva compilación (formato por antonomasia, como ya dijimos, de lo colectivo y urgente).

El libro está organizado en cuatro partes: una genealógica (que se pregunta de dónde viene esto) y otras vinculadas a la acción de explicar, contar-nos y “tejer” propuestas, vínculos y desafíos, siempre vinculados a “la politización de la existencia” como define Santiago López Petit. Aunque en su presentación polemiza con la edición de ASPO (“cuya inercia la hizo caer en postulados racistas y reproducir plenamente el patrón del pensar hegemónico”, dice), coinciden en la selección de varixs autorxs como Giorgio Agamben, Paul Preciado y María Galindo (de esta última se reproduce el mismo texto que salió en Sopa de Wuhan; del primero, uno que ASPO incluirá en su segundo libro).

Más allá de esos textos y otros aportes originados en Sudáfrica o China, la compilación tiene una impronta latinoamericana, con eje en Centroamérica y especial interés en la experiencia de los pueblos indígenas. Se caracteriza por testimonios escritos desde la experiencia, el uso frecuente de la primera persona y la inclusión de algunas poesías. Y desde ya, está atravesado por una mirada que reivindica las respuestas comunitarias, autogestionarias y las lógicas de acción directa y apoyo mutuo.

 

  1. Slavoj ŽiŽek. Pandemia! El COVID-19 sacude al mundo (Traducción de So on in spanish). 10 de abril. 71 páginas.

También en abril, la página de Facebook So on in spanish y el Círculo de Estudios de Orientación Psicoanalítica presentaron una primera versión traducida del libro de Slavoj ŽiŽek, Pandemia, en un PDF de circulación gratuita (La gran prensa sobre su salida se dio un mes más tarde, cuando Anagrama lo publicó en traducción de Damián Alou, cobrando ¡10 euros! por una versión electrónica). El libro comprende una suma de artículos, no necesariamente ensamblados, algunos de los cuales habían circulado en Russian Today o Die Welt. El cuarto capítulo, de hecho, ya había sido incluido en Sopa de Wuhan, tomado de su publicación en el portal ruso del 27 de febrero. Situado entre lxs intelectuales que tomaron rápido la palabra para especular sobre el futuro venidero, ŽiŽek se inscribe entre lxs optimistas: “Mi alegato es que incluso los eventos horribles pueden tener consecuencias positivas impredecibles”, escribe en el capítulo 6. Antes había planteado que “tal vez” nos infecte “el virus de pensar en una sociedad alternativa”.

Lo que más transcendió de estos planteos de ŽiŽek fue su anuncio de cierto retorno del comunismo. Podría arriesgarse que el esloveno usó esa expresión para ganar prensa y atención: en rigor, lo que predice es cierto retorno del Estado a “un rol más activo” y el abandono de los mandatos del mercado. No hay referencias a la abolición de la propiedad privada ni a una sociedad sin clases. Lo que plantea, en cambio, es que la pandemia requiere “solidaridad” y una “respuesta coordinada a nivel mundial”. Ante la necesidad de respiradores o de reorganizar el uso de hoteles, por ejemplo, “el Estado debe intervenir directamente de la misma manera que interviene en condiciones de guerra cuando se necesitan miles de armas, y debe contar con la cooperación de otros Estados. Como en una campaña militar, la información debe ser compartida y los planes totalmente coordinados – ESTO es todo lo que quiero decir con ´comunismo´…”, y no la visión de un futuro brillante o utópico. Luego optará por nombrarlo como un “comunismo de guerra” o “comunismo de desastre”. No hay mucho más. Los artículos que giraron en torno a esta publicación hicieron malabares para armar mayores debates.

 

  1. La Fiebre (ASPO). Argentina. 11 de abril. 262 páginas.

A dos semanas del primer título, ASPO lanzó una nueva compilación: La Fiebre. Escritos entre el 17 de marzo y el 9 de abril, esta vez ya no se trató sencillamente de textos que estaban en circulación: en buena medida, el editor contactó autorxs y encargó escritos, lo que dio lugar a un libro no sólo más “latinoamericano” (la agencia Telam lo consideró “la versión latinoamericana de Sopa de Wuhan) sino especialmente argentino en sus principales trazos. Atravesado por una preocupación por el sistema agroalimentario industrial como el origen de las enfermedades zoonóticas de nuestro tiempo, reúne diversas reflexiones sobre la vida en cuarentena (las solidaridades, los miedos, la virtualidad, los cuidados, el teletrabajo, las desigualdades) e introduce perspectivas desde la ecología política y el feminismo. Aunque algunxs esbozan apuntes sobre lo que viene, las reflexiones están centradas en el tiempo presente. En uno de los 16 textos compilados, Ariel Pettrucelli afirma que “el verdadero acontecimiento histórico universal no es la pandemia” sino “la aparición por vez primera de un fenómeno de pánico de masas global”; lo cual debe preocuparnos porque -como señala luego, en coautoría con Federico Mare- “los mayores retrocesos de la historia reciente en materia de bienestar social y derechos humanos han estado asociados, por lo general, a situaciones de conmoción pública y pánico colectivo no tan diferentes, en varios aspectos, a la de estos días”.

 

  1. Capitalismo y Pandemia (Filosofía Libre). México. 19 de abril. 126 páginas.

Este cuarto título puede pensarse también como una continuidad de Sopa de Wuhan, aunque no fue impulsada por el sello ASPO sino por otro editor. Igual que aquel primer libro -e inspirado por él, según reconoce explícitamente- el mexicano Fernando García García seleccionó 16 artículos que circularon entre el 21 de marzo y el 16 de abril de 2020. Pensado como complementario al libro editado por Pablo Amadeo, no repite artículos ya publicados por ASPO (aunque coinciden en publicar a Bifo). Sí se solapa con la otra edición mexicana: tanto Todo lo que nos queda es (el) ahora como Capitalismo y pandemia inician con un texto de la escritora y activista mixe Yásnaya Elena Aguilar. Entre lxs autorxs predominan claramente lxs filósofxs. Aunque hay varios italianos y españolxs, el libro tiene buena presencia de latinoamericanos (argentinos y chilenos), además de incluir a la escritora india Arundhati Roy y a la canadiense Naomi Klein.

Desde el título la compilación expresa una preocupación por pensar el devenir del capitalismo, abordado en varios artículos que además de análisis aportan buena información de coyuntura. En ese sentido se destaca uno del italiano Maurizio Lazzarato que aborda los procesos de financierización, las nuevas lógicas de relación centro-periferia, los oligopolios científico-tecnológicos, la inminencia de “guerras ecológicas” y la digitalización de la economía. En otro orden, resaltan los aportes de Emanuel Coccia, que se detiene en la condición ambigua del virus (“demasiado animado para la química, pero demasiado indeterminado para la biología”) para plantear que “por primera vez en mucho tiempo –y a una escala planetaria, global– nos hemos topado con algo que es mucho más poderoso que nosotros, y que nos va a dejar paralizados durante meses”.

 

  1. Criaturas en el encierro: reflexiones en tiempos de coronavirus (Universidad Distrital Francisco José de Caldas). Compiladores: Andrés Castiblanco Roldán y Jaime Andrés Wilches Tinjacá. Colombia. 26 de abril. 87 páginas.

Este libro fue una iniciativa de la Maestría en Investigación Social Interdisciplinaria de Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Compila quince textos diversos de académicxs vinculadxs a ese espacio formativo, que permiten aproximarse a las experiencias vividas con la COVID-19 y las medidas de cuarentena en la sociedad colombiana, con sus particularidades. Como dice Aura Isabel Mora en uno de los artículos, la pandemia “ha generado situaciones que, más que anecdóticas, son muy dicientes de lo que somos como sociedad”. Además del dificultoso proceso de paz, el virus llegó cuando se vivía “la movilización social más importante registrada en Colombia en cincuenta años”, según caracteriza Juan Carlos Sánchez Sierra.

A un mes de Sopa de Wuhan, podría decirse que este es el primer texto que no sigue u objeta explícitamente aquella primera compilación, aunque sí aparece referida por uno de los autores, Carlos Reina Rodríguez, que destaca el impacto que tuvo: “Sus argumentos pusieron a discutir a muchos, propios y extraños, de las ciencias humanas. Esa proeza pocas veces la logra hacer un libro hecho de manera rápida…”. Además de diversos, los textos que componen Criaturas en el encierro son breves, por lo que se trata de una lectura bastante accesible. A lo largo de la edición aparecen también Haikus, cuya autoría corresponde a Christian Gari Muriel y preceden a cada texto de la compilación.

 

  1. Boaventura de Sousa Santos. La cruel pedagogía del virus (CLACSO). Argentina. 1º de mayo. 88 páginas.

Tras las predicciones de Agamben y ŽiŽek, el sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos -referente de la denominada Epistemología del Sur- intervino en el debate a mediados de abril, con un texto breve que dos semanas después editó CLACSO con traducción de Paula Vasile. Las notas iniciales, la presentación de Paula Meneses y el diseño editorial de Pablo Amadeo (el mismo de ASPO) convirtieron en libro lo que también pudo leerse como un artículo de 30 páginas (como el original, https://www.cpalsocial.org/documentos/927.pdf)[1]. Cabe señalar que además de La cruel pedagogía del virus, CLACSO lanzó en mayo la Biblioteca en Acceso Abierto Pensar la Pandemia, que reúne varias decenas de aportes de científicxs sociales de gran diversidad de países, enfoques y campos del conocimiento.

Después de los equívocos de las primeras intervenciones, Boaventura objeta el lugar de “los intelectuales de vanguardia” y aboga por un lugar de retaguardia, lo cual no significa negar la oportunidad para cuestionar la normalidad previa a la pandemia (neoliberal) y la necesidad de pensar nuevos modos de vida más allá del capitalismo, el colonialismo y el patriarcado, que permitan salvar al planeta. Ese sería el desafío de las “Epistemologías del Sur” y la pluralidad de modos de conocimiento que incluye.

El autor analiza la coyuntura abierta por la COVID-19 y arriba a algunas “lecciones”. Una es que “las pandemias no matan tan indiscriminadamente como se cree”. En uno de los cinco capítulos se dedica a identificar aquellos grupos que más sufren el virus y la cuarentena (o la imposibilidad de estar en cuarentena, porque son precisamente quienes la hacen posible): el precariado, lxs sin techo, las mujeres, lxs ancianxs, lxs discapacitadxs y lxs migrantes y refugiadxs (a estos últimos también se había referido Zizek). Se podría arriesgar la hipótesis de que, tras la impronta filosófica de los primeros libros, en un segundo momento la reflexión publicada sobre la pandemia se vuelve más sociológica y empieza a interpelar a las políticas públicas, como se verá claramente en algunos de los títulos que siguen.

 

  1. El futuro después del COVID-19. Dirección: Alejandro Grimson (Argentina Futura, gobierno argentino). 7 de mayo. Argentina. 213 páginas.

En esa clave, este libro retoma la pregunta por el futuro, pero ya no tanto en busca de pronósticos sino de construir un programa político. Se trata de una iniciativa gubernamental, producto del programa Argentina Futura que dirige el asesor presidencial Alejandro Grimson y que propuso a una pluralidad de “referentes en los campos de la política, las relaciones internacionales, la cultura, la educación, el empleo, los estudios de género, la literatura, entre otros” analizar los problemas que impone la pandemia para el futuro del país. Cada quien expresa sus opiniones, aclara, “a veces en tensión, a veces en diálogo, a veces permitiendo imaginar nuevos acuerdos”. En ese sentido, un rasgo distintivo de esta edición oficial parece ser el intento de “cerrar la grieta”, expresada en la inclusión de Eduardo Fidanza, Beatriz Sarlo o Vicente Palermo, quien no se priva de definir a la Argentina como “una nación en declinación desde hace, al menos, 45 años”. Aunque lo que aparece como novedoso en términos de agenda estatal es la fuerza que cobran las perspectivas feministas (a través de las palabras de Rita Segato, María Pía López, María Moreno, Andrea Giunta y Dora Barrancos).

No son pocxs lxs autorxs que recuperan las polémicas de marzo: lo hacen Cristian Alarcón (que se refiere a “los Sopa de Wuhan”), Rita Segato (que entre las apuestas que pretendieron “vencer la ruleta del tiempo”, además del zizekismo y el agambenismo, incluye también al neomalthussianismo de Bolsonaro/Trump, y a expresiones del feminismo y el ecologismo), Roberto Follari, Silvio Waisbord, Diego Sztulwark (que a “los maestros de la argumentación occidental” le cuestiona la falta de identificación de sujetos de transformación, y opta por reivindicar las intervenciones del chileno-brasileño Vladimir Safatle y del argentino Horacio González). Pero lo que se destaca del libro es la búsqueda de pensar lo público, a partir de la oportunidad que tiene el Estado de “recrearse”.

María Esperanza Casullo pone sobre la mesa una publicación del Financial Times del 4 de abril donde el diario londinense, históricamente embanderado con las políticas neoliberales, convoca a dejarlas atrás y aceptar mayor inversión pública. Atilio Borón reafirma que “la salida a esta crisis tendrá como uno de sus signos distintivos la bancarrota de la ciega e interesada confianza en la ´magia de los mercados´”. O como escribe Paula Canelo: “en la pandemia actual, el Estado no sólo es visto como una solución, sino como la única”. Por supuesto, algunos como Juan Gabriel Tokatlian consideran improbable “que se produzcan reformas y transformaciones radicales” y otros, como Ricardo Forster, advierten peligros como el de “ir hacia una sociedad cada vez más panoptizada”.

La gran apuesta del libro es, indudablemente, la reconstrucción de un pensamiento sobre el Estado. Canelo plantea que una nueva estatalidad requiere “transformar el sentido común existente sobre lo estatal, porque toda lucha política es una lucha por el sentido común”. Uno de los aportes más innovadores lo hace Rita Segato, que propone la figura del “Estado maternal” -o “Estado materno” según retoman luego, en otros capítulos, Walter Mignolo y Andrea Giunta- vinculado a los cuidados y en particular al cuidado de la vida “aquí y ahora y, a como dé lugar, en un presente absoluto”. Escribe Mignolo: “Podemos discutir si materno es o no el adjetivo adecuado. No nos perdamos en escaramuzas nominales. Entiendo que Segato percibió una función del estado que no está en los manuales de teoría política desde Aristóteles y Platón hasta Carl Schmitt y Eric Voegelin (…) Un estado materno, sea liderado por mujeres u hombres, es un estado al servicio del cuidado de la gente, al cuidado de la armonía socio/comunal”.

En términos programáticos, son la dupla Maristella Svampa-Enrique Viale y María Esperanza Casullo quienes tienen más agenda. Los primeros insisten en la necesidad de un “Gran Pacto Ecosocial y Económico” que incluye varios ejes (Ingreso Universal Ciudadano; reforma tributaria progresiva; sistema nacional de cuidados; suspensión del pago de la deuda externa; proceso serio de transición socioecológica), varios de los cuales están también en el “piso mínimo de un estado de bienestar democrático” que promueve Casullo, quien agrega los servicios públicos entendidos como inversión y la necesidad de proyectar el “decrecimiento económico (degrowth) como única reparación ambiental posible”. Para la politóloga, “esas serían reformas ´radicales´, no aumentar los impuestos empresarios a las cifras que se pagaban en la inmediata posguerra, o invertir un par de puntos del PBI en algo tan básico como hospitales o escuelas. El hecho de que se requiera la mayor crisis sistémica global en dos generaciones para volver simplemente pensable una concepción tan minimalista de estado bienestar nos debe revelar cuánto trabajo queda para hacer para desmontar la naturalización de un orden del mundo neoliberal”.

Otro rasgo a destacar de El futuro después del COVID-19 es la convivencia de distintos registros de escritura. Si bien predominan las texturas ensayísticas y expositivas, también está presente lo narrativo, con aportes como los de Cristian Alarcón o Gabriela Cabezón Cámara que ayudan a pensar la particular experiencia del confinamiento.

 

  1. Pandemia y justicia penal. Aportes actuales para discusiones emergentes (Asociación Pensamiento Penal, Laboratorio de Estudios Sociales y Culturales UNQ, Área de Sociología de la Justicia Penal del Instituto de Cultura Jurídica-UNLP). Argentina. 4 de junio. 326 páginas

Nuevo aporte del vasto terreno de las ciencias sociales para pensar la coyuntura, esta compilación se concentra en aspectos vinculados a la Justicia. Introduce debates propios del campo del derecho y aproximaciones sociológicas sobre los distintos movimientos judiciales a partir de la irrupción del COVID-19: desde el asueto inicial -que redujo al Poder Judicial a guardias mínimas, sin atención al público, asumiendo que no era una “actividad esencial”- hasta el momento en que el fallo del juez Violini y los primeros focos de la pandemia en las cárceles se convirtieron en tapa de los diarios.

El libro tiene dos partes: una compuesta por ensayos inéditos, escritos para Pandemia y justicia penal; otra de crónicas seleccionadas tomadas de publicaciones en distintos medios entre marzo y mayo. “Son textos diversos, con presupuestos distintos, que consideramos relevantes no tanto por su coherencia como sí por su potencia”, escriben Nacho Saffarano y Ezequiel Kostenwein en la presentación.

La situación del sistema penitenciario -definida como “crisis humanitaria” antes del coronavirus- es un tema central que atraviesa varios ensayos y crónicas. Ramiro Gual la define como la mayor emergencia de los últimos 20 años. Las medidas de prevención del virus aumentaron los “dolores de encarcelamiento” (una expresión de Gresham Sykes que recuperan varixs autorxs) por la pérdida del contacto con familiares, la limitación del acceso a bienes y la restricción de actividades cotidianas. Distintos capítulos caracterizan la situación -con focos en la cuestión de género, en la militancia educativa, etcétera- y exploran posibles medidas -como el acceso a teléfonos celulares, que ya era defendido por el juez Mario Juliano en 2013.

La compilación abarca también otros temas. El examen del aislamiento obligatorio es uno de ellos. Agustín Casagrande hace un análisis constitucional de un “estado de excepción” de cuya justificación han participado más médicos que abogados. Su ensayo dialoga con un artículo de Roberto Gargarella para quien el ASPO está en una situación jurídicamente irregular, a la que compara con un Estado de Sitio y asegura que “parte de la comunidad jurídica” hace “silencio por miedo”… Por su parte, Tomás Fernández Fiks estudia -desde distintas perspectivas- las justificaciones posibles para la aplicación de sanciones penales a aquellas personas que transgreden el confinamiento. En un análisis más situado de la cuarentena, otros capítulos analizan la dimensión de género (el incremento de los feminicidios y la violencia de género con la centralidad adquirida por el hogar nuclear) y el policiamiento ejercido por las prácticas de delación comunitaria y hostigamiento de las fuerzas de seguridad.

Por último, uno de los grandes debates del libro (donde se destaca el ensayo de Mariano Gutiérrez, “Telecondenas”) gira en torno a la virtualización de los juicios orales y la posibilidad (y la ética) de decidir sobre la vida de otrx a través de una videoconferencia.

 

  1. Porvenir. La cultura en la post pandemia (Medifé – Gobierno GCBA). 2 de junio. 112 páginas.

Iniciativa del Gobierno de la Ciudad y la fundación filantrópica de una empresa de salud, Porvenir buscó enfocar la situación del sector cultural: su particular afectación por la política de aislamiento y el interrogante por “cómo vamos a volver”, según palabras del ministro de Cultura Enrique Avogadro, prefigurando un “pasaje de lo masivo a lo sostenible”.

Lxs editores convocaron diez voces locales “de distintas disciplinas y edades”. Están presentes las artes plásticas (Malosetti Costa, Burucúa), la literatura (Kohan, Salvador) y la crónica periodística (Peker), las artes dramáticas (Tantanian) y el cine (Hernández), la historia (Fiquepron) y la sociología (Borovinsky, Vanoli). En el diseño de la edición, los nombres de lxs autorxs tienen más peso que el título de sus intervenciones. La mayoría escribe sobre la experiencia del confinamiento: ponen en juego los sentidos y los estados de ánimo; escriben sobre el parecido de la cuarentena a un puerperio y sobre el estado de absoluta incertidumbre (“no sabemos ni lo que no se sabe”, dice Kohan). No es casual el absoluto predominio de la primera persona.

La pregunta por el porvenir adopta distintas formas. Ángeles Salvador especula sobre la literatura que vendrá. Maximiliano Fiquepron (que acaba de publicar por Siglo XXI Morir en las grandes pestes, basado en su tesis sobre dos epidemias en la Buenos Aires decimonónica) se pregunta cómo recordaremos la pandemia, y lo hace analizando la memoria de episodios previos: ¿hay una amnesia sobre la gripe mundial de 1918? A nivel local, ¿por qué la fiebre amarilla de 1871 es más recordada que el cólera de 1868, que se llevó la vida de un vicepresidente en ejercicio?

Junto con este, los sociólogos son quienes se corren de la escritura más personal e introducen un asunto no tan presente en los libros previos: la aceleración de la era digital, el crecimiento de una economía de plataformas e inteligencia artificial que pone en cuestión a los Estados y obliga a pensar nuevos controles y contrapesos. Para Tomás Borovinsky -que caracteriza la época por la disrupción digital y la irrupción climática, “si Montesquieu planteó una forma de la división de poderes en el siglo XVIII, entonces hoy es preciso repensar la división del poder a partir de la nueva era digital y climática”. Más específicamente, Hernán Vanoli señala que las compañías tecnológicas (Amazon, Netflix, Google, Zoom, MercadoLibre), cuyo negocio se basa en la extracción de datos, “son las principales ganadoras del coronavirus” (Luciana Peker las nombró antes como “las únicas ganadoras”). La necesidad de negociar e intervenir en esa economía de plataformas reaparece al proyectar políticas culturales, ejercicio en el que Vanoli retoma ideas planteadas en su reciente libro El amor por la literatura en tiempos de algoritmos: la necesidad de promover infraestructuras comunes (un sistema de imprentas estatales que trabajen “al costo” para las pequeñas editoriales; una app de gestión pública no estatal de venta de entradas a espectáculos…) que permita superar la lógica del subsidio y del mecenazgo, la forma clásica del neoliberalismo progresista.

 

  1. Historia del virus. Epidemia, literatura y filosofía. Dossier especial de la revista La Biblioteca (Biblioteca Nacional). Argentina. 13 de junio. 604 páginas.

La salida de este número especial de la revista fundada por Paul Groussac fue una doble buena noticia: primera, que la Biblioteca Nacional volviera a publicar, después de cuatro años y medio; segunda, que aportara a la conversación sobre la pandemia una mirada anclada en las humanidades, con la historia y la literatura en el centro (también hay filosofía en la edición, pero acaso no se destaca tanto porque no es “lo nuevo”; de hecho, el artículo de Diego Sztulwark, por ejemplo, ya había sido incluido en la compilación dirigida por Grimson). Humanidades y humanismo: la revista pone en valor ciertos campos de conocimiento y una forma de pensar. Diego Tatián, en uno de los artículos más recomendables de la edición, plantea la necesidad de resignificar las disciplinas humanísticas: “Si la expresión ´cuidado del mundo´ tiene sentido de aquí en más, será en esa encrucijada, que define también la tarea de las humanidades”.

La Biblioteca contiene más de 30 artículos para los que han sido invitadxs “ensayistas, historiadores, críticos literarios, novelistas, cronistas, intelectuales en general”. Desde el principio la reivindicación de Ramón Carrillo se mixtura con la de Walter Benjamin o Jacques Derrida. Hay ficciones y relatos desde la experiencia pandémica (por lo general, porteña) pero sobresalen los ensayos que incursionan en la literatura y la historia.

Como escribe Tatián, “revisar la literatura de la peste ha sido una de las tantas ocupaciones durante los extraños días de confinamiento que transitamos”. Por supuesto, hubo en libros previos referencias a los escritos de Tucídides, al Decamerón de Bocaccio, al El Diario del año de la peste de Defoe o a la La peste de Camus. Lo que La Biblioteca ofrece son entradas más profundas sobre esas obras (Fernando Alfón pone en diálogo a Tucídides con Hipócrates y Sófocles: el historiador, el médico y el poeta, tres registros sobre una misma epidemia. Alejandro Boverio sugiere ir de El diario… hacia una novela previa de Defoe, Robinson Crusoe, para pensar el aislamiento. Florencia González incursiona en la adaptación de Camus al cine argentino, realizada por Luis Puenzo) y completa el mapa de posibles lecturas con obras menos evocadas como El último hombre de Mary Shelley (1826), Los novios de Alessandro Manzoni (1827), “La máscara de la muerte roja” de Edgar Allan Poe (1842), Crimen y castigo de Fiódor Dostoyevski (1866), “La peste escarlata” de Jack London (1912), La muerte en Venecia (1912) de Thomas Mann, La forma de las cosas por venir de Herbert George Wells (1933), La enfermedad blanca de Karel Capek (1937) o Tifus de Jean-Paul Sartre (1943), entre otras.

Lo mismo vale para la historia de las epidemias: si bien algunos hitos habían sido mencionados antes (ya en Sopa de Wuhan, Paul Preciado trazaba una relación histórica entre la sífilis y el sida como activadores de una red de control heteronormativo sobre los cuerpos y la sexualidad), el conjunto del Dossier -y en particular artículos como el de Carlos Bernatek- completa y complejiza esa perspectiva, al incorporar otras referencias y analizar las epidemias en relación con transformaciones económicas, urbanas y sanitarias que trajeron aparejadas. La más letal de la Edad Media, la peste negra (1347-1353), que llevó a la muerte a un tercio de la población europea, fue el origen de juntas de sanidad, y un puente hacia el Renacimiento. Las que arrasaron en el siglo XVI con las poblaciones originarias de Abya Yala, que inauguraron la circulación transoceánica de virus, son claves para entender el “éxito” de la colonización de América y por ende la emergencia del capitalismo moderno (No casualmente esta referencia ya estaba en los aportes decoloniales de los primeros libros, como el mencionado texto de Yásnaya Aguilar). La influenza de 1918 -alias gripe española o gripe de Kansas-, que registró 500 millones de infectadxs y 50 millones de muertxs, no se puede escindir de la Primera Guerra Mundial…

Por último, una mención al artículo de Javier Trímboli, acaso el primero que se corre del adultocentrismo que, podríamos decir, caracterizó hasta aquí las mil quinientas páginas de conversación editorial. En diez libros publicados, varios de ellos guiados por una pregunta sobre el futuro, salvo alguna referencia de María Pía López sobre el cuidado de las infancias, lxs niñxs son una figura completamente ausente. Para Trímboli, por el contrario, la falta de sus voces y sus risas en escenas urbanas de aquí y allá provoca una alerta, llamado de atención con el que inicia una serie de reflexiones encadenadas que da gusto leer.

 

  1. Posnormales (ASPO). Argentina. 17 de junio. 394 páginas

Posnormales reúne trabajos transdisciplinares que se ocupan de pensar el campo de la política (pública y estatal, colectiva y antagonista), a partir de una consigna que propone ensayar formas de sobreponerse y adaptarse activamente a los escenarios traumáticos”, explica el texto de presentación. Lo trans es indudable: de los libros publicados hasta aquí, este tercer libro del sello ASPO es el que reúne mayor diversidad disciplinas: combina economía, estudios literarios, psicología, comunicación, sociología, algo de geografía y la mayor novedad: un bloque de casi cien páginas escrito por epidemiólogxs que no piensan ese campo como ajeno a las ciencias sociales. El ecuatoriano Jaime Breilh -ex rector de la Universidad Andina Simón Bolívar y ex Presidente de la Academia Ecuatoriana de Medicina- confronta la figura de una epidemiología lineal o funcional (reducida a la observación empírica de brotes y el análisis individual de casos) con una epidemiología crítica (que piensa procesos complejos y multidimensionales, que no elude las determinaciones sociales). La cuarta era del capitalismo -signada por un extractivismo múltiple-, el cambio climático, las crecientes desigualdades sociales y hasta los procesos de desinformación resultan, así, temas de interés epidemiológico. Por su parte, María Belén Herrero y Marcela Belardo (socióloga y politóloga respectivamente, ambas con posgrados en epidemiología) analizan la articulación entre las políticas -que van del negacionismo a las cuarentenas estrictas-, el tiempo y las características de los sistemas de salud con que cada país hizo frente a la COVID-19 (spoiler alert: las medidas de aislamiento son fundamentales).

Varios capítulos siguen líneas trazadas por libros ya comentados (por caso, el de Carlos Gamerro se lee en sintonía con el Dossier de la Biblioteca Nacional), sobre todo por El futuro después del COVID-19, ya que el tópico central de Posnormales también es pensar lo que vendrá: esa fue la consigna para lxs veintiún autorxs convocadxs a escribir, invitadxs además a proponer políticas. Inicia la edición Esteban Rodríguez Alzueta, para quien “abrir una nueva agenda implicará garantizar un diálogo abierto y un debate robusto, vigoroso, donde estén los expertos pero también los movimientos sociales, las universidades públicas y los partidos políticos”. A lo largo de la edición reaparecen los horizontes del feminismo, las propuestas de reformas impositivas progresivas y de un Ingreso Ciudadano Básico, la necesidad de organismos internacionales fuertes y democratizados, el desafío de regular a las corporaciones mediáticas y las plataformas basadas en la minería de datos -y el de pensar una economía social de la cultura digital-, el pedido de condonación de la deuda latinoamericana. Varios capítulos señalan el carácter ineludible de la deuda ecológica y evocan la propuesta de una Constitución de la Tierra o un pacto ecosocial, como así también perspectivas económicas vinculadas a decrecimiento y el post-extractivismo. “Hacía mucho tiempo que el análisis del presente no implicaba de un modo tan explícito y abierto un pensamiento del y sobre el futuro”, concluye Leonora Djament, que en un ejercicio de repaso de los debates intelectuales de marzo encuentra un rasgo común entre optimistas y pesimistas: el principio de esperanza, la certeza de que algo vendrá después del virus.

[1]     Por esos mismos días, circuló un completo artículo de Ignacio Ramonet, “La pandemia y el sistema-mundo”, que de haber tenido una edición similar contaría en este repaso: https://www.eldiplo.org/wp-content/uploads/2020/04/Ramonet-pandemia-sistema-mundo.pdf. Vale la pena leerlo.

 

 

 


Foto: Natalia García

DANIEL BADENES
Docente del Departamento de Ciencias Sociales. Director del Proyecto de Investigación “La edición en la era de redes”. Director del Proyecto de Extensión “El sur también publica”. Presidente de la Comisión de Asuntos Académicos del Consejo Superior.