Intentando ser la mejor estudiante posible en tiempos de cuarentena

por Mara Anahí Mamonde
estudiante de la Licenciatura en Ciencias Sociales (UNQ)

 

Hasta hace tan sólo dos meses me preparaba para tener un cuatrimestre cargado de dificultades comprensivas, por el tenor de las materias que había elegido. Me imaginaba con un gran desgaste físico para poder llegar a cumplir con las clases presenciales, por lo que ya había avisado a amigues y familiares que durante cuatro meses deberían prescindir de mi presencia: quería disfrutar de las casi últimas materias de la Licenciatura en Ciencias Sociales, dando mi mejor esfuerzo para concluir satisfactoriamente esta etapa de mi vida.
Ahora, ya en el presente y con casi tres meses de cursada de tres materias a través de la modalidad virtual, todo lo que imagine se desvaneció. Salvo el hecho de que, efectivamente, por el contexto no puedo ni aunque quisiera, encontrarme con amigues y familiares.
La modalidad virtual para estudiar y trabajar era algo vislumbrable para el futuro, pero creo que nadie imaginó cómo se aceleraría este proceso producto de la pandemia. Todo se modificó en menos de lo que canta un gallo: ya no existe un tiempo ni un espacio dado, la vida misma en estos momentos pasa casi exclusivamente por la computadora y el celular. Al menos, para aquellos que tenemos las herramientas y una buena disponibilidad de confort en el hogar.
En mi caso particular que trabajo en una dependencia estatal, no tengo inconvenientes en lo que respecta a mi estabilidad económica. Pero, con lo que sí tengo que lidiar, es con el abismo existente entre los tipos ideales vistos en los textos y lo que finalmente se proyecta en la realidad por medio de la burocracia. También, convivir con la incertidumbre que propone el distanciamiento social, con los nuevos protocolos de actuación con les compañeres, con la atención al público y con el debate interno entre quedarme en casa estudiando o salir a ayudar como pueda a lxs que siempre la pasan mal.
Hasta hace unos días pensaba que sólo me pasaba a mí, que estaba enfrentando en este final de ciclo una crisis existencial y profesional que me bloqueaba la capacidad de análisis e interpretación para con las materias, los textos y, por supuesto, los exámenes. Pero luego, en mi primera clase en vivo por zoom, estuve en contacto con compañeres que les sucede lo mismo. Todes nos sentimos mediocres, la mayoría no elegiríamos cursar de este modo, nos cuesta incorporar las nuevas herramientas digitales, algunes incluso debieron abandonar materias por la sobreexigencia del presente. Necesitamos el encuentro y el intercambio con les otres, somos seres sociales y nos gusta estar juntes debatiendo, nutrirnos de las clases de calidad académica y humana brindadas por les profesores de la UNQ (y, de paso, gracias al profesor Pablo Benítez que posibilitó la clase virtual).
Se anhela el acompañamiento humano y la claridad para abordar los temas de estudio que sólo concebíamos hasta el momento a través de las exposiciones de les profesores y de esos intercambios directos entre las prácticas y la teoría. El escenario ha cambiado rotundamente: ¡menuda tarea, la de convertirnos en profesionales y al mismo tiempo encontrar la mejor forma de reconectarnos y de acompañarnos por otros medios en tiempos de cuarentena!

 


MARA ANAHI MAMONDE

Allá lejos y hace tiempo, muchacha de barrio varelense con participación activa en organizaciones sociales. Actualmente, estudiante de la Licenciatura en Ciencias sociales de la UNQ, próxima a recibirme, y esperando poder contribuir por medio de lo aprendido, a las buenas prácticas de las políticas públicas en el territorio.